El rojo entre grises

Soy un viajero sin hogar. 

Una pluma que arrastra el  viento. 

Que de pronto entre tanta oscuridad, encontró por fin un tesoro al descubierto. Una rosa engalanada, un trébol de cuatro hojas que brillaba. Era la musa más hermosa, una diosa. 

Pero algo extraño le pasaba, nadie en todo el reino lo sabía. Al contrario, yo entristecido, porque ella, nos negaba verla; se aferraba una minúscula idea de un complejo insignificante que quedaba en quinto plano. Porque la dulzura era mucha y la vida un suspiro que se acorta. 

Dame una sonrisa, enamora al mundo con tu delicadeza, ven a la fogata de mil colores y hazla arder con tus aromas imponentes. No sean ocultas tus maravillas, porque este mundo es gris y todos unos que ya no endulzan.

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