Clamor de labios y piel .

Solo en casa, con una mano bajo la cabeza viendo al techo decido salir a caminar por un café. Saco mis pies de la cama y me pongo unos tenis, lavados los dientes tomo mi celular y salgo de casa con destino desconocido.

Era una tarde perfecta de verano en enero; el cielo enrojecido y un poco de brisa soplando en el rostro lo hacían aún más perfecto para despejar la mente.

Paso lento, siento vibrar la bolsa de mi pantalón. Veo que tengo un mensaje y es tuyo:

-"¿Qué haces?" - Me dijiste.

Una sonrisa previa a leerlo se dibujó en mi cara.

-Sali a caminar ¿y vos? - Te pregunté de vuelta como parte del protocolo.

.... espero....

Re envío el mensaje pues varios minutos han pasado y no contestas.

Me desentiendo del teléfono y continuo caminando con destino café.

Al ir caminando, la vibración del celular se hace poco perfectible. Mi mente me recuerda revisar (de forma automática) mi bolsillo para ver si tengo algún mensaje y en efecto, ahí estaba el tuyo.

-"Nada, estoy sola en casa y aburrida :( ". -

Mi tiempo era libre, la tarde era mía. No tenía ningún compromiso y al igual que ella, me sentía solo. Así que, la propuesta de una película y algunas palomitas de maíz serían la compañía perfecta, sólo quedaba hacer la propuesta.

-"Si quiere le caigo y llevo una cinta y algo de comer, ¿le parece?". - Mensaje enviado.

Espero por unos segundos en el tiempo real, para mi mente..... Minutos duplicados.

-Vibra el teléfono -

-1 mensaje recibido -

-"¡Sí! Yo tengo chocolate. - Contestaste.

-"¡Ya llego!- Conteste apresurado.

-"Gracias" - Dijiste y supongo que con una sonrisa y te levantaste de la cama a ponerte mejor ropa.

Pedí una película de terror como es habitual, las palomitas ya estaban en una bolsa de supermercado.

Caminé unos minutos y llegué a tu puerta.

-Toqué la puerta-

Ahí estabas vos, tras de ella y saludándome con un !Diay!

Beso y abrazo respectivo, palomitas en la mesa y película en mano.

-¿Qué trajiste? - Preguntaste.

-Terror, me la recomendaron en el video - Contesté.

Y es que, estar en la casa de ella es como estar en la mía. Los años de conocernos y de ser amigos nos han conducido por el sendero de la confianza, el verdadero cariño y también de la sinceridad.

Ya había pasado media hora de película, pero hacía pocos minutos trajiste las palomitas.

Acostados en tu cama, yo sin zapatos y cada quién de un lado de la cama, ambos compartíamos del mismo tazón de palomitas de mantequilla extra.

Todo transcurría con normalidad, hasta que... el destino se juntó en el momento preciso y la historia se escribió.

Me acerqué a tomar una palomita y vos también; fue ahí cuando te sentí cerca y nos vimos cara a cara. Los ojos se cruzaron y como una llama que pone a arder un material combustible, se encendió la pasión certera entre cada ser , por etapas.

Las miradas fijas y una sonrisa tímida en tu rostro.

Me atrevía acercar mi mano a tu rostro y te hice una caricia.

Mi mano tomó la tuya..... estaban juntas... eran una....

No dejabamos de vernos.

-"¿Qué?" - Me dijiste

Yo sólo reí y me acerqué a vos....

Al verme cerca, te quitaste.

Me sentí ofendido.

-¿Qué pasa? - Pregunté.

-No sé!! Es que, di, me sorprendiste - Dijiste un poco sonrojada y con una voz nerviosa.

Te abracé con fuerza y comencé a sentir como vos lo hacías también.

Me armé de valor y volví a intentar un beso.

Contaba en cuenta regresiva los centímetros para juntar los labios y ver si te corrías de la dirección que llevaba.

!Te quedaste ahí!

Ya nuestros labios se habían juntado. Las manos estaban lejos una de otra.

Los cuerpos se unían por los labios, la boca se humedecía la suavidad de los tuyos me consumía más y me aceleraba segundo a segundo.

Oídos atentos al alrededor y escucho tu respiración con más fuerza. Al estar tan cerca, no evito sentir como tu pecho se endurece.

Antes que vos, ya mi respiración corría.

Manos encima de cuerpo y piel, lenguas que se rozaban sin parar, manos que medían tu cuerpo y y se hacían expertas en recorrer los caminos que se marcaban entre tu ropa.

Ya no estabamos unidos por los labios.

Ahora los míos estaban en tu cuello. Disfrutaba el sabor de tu piel y cuanto más la probaba más enloquecía, víctima de la fusión química que hacía tu organismo en el mío.

Subía de tu cuello a tu boca cuando quería y no me lo negabas nunca.

Las palabas sobraban y las caricias aumentaban.

Ahora, la presión nos llevó al lecho.

Yacíamos juntos en una bóveda de pasiones sin salida.

Yo encima tuyo, vos encima de la cama que ya no estaba ordenada.

Las ropas nos estorbaban aunque no habíamos pensado en eso.

Me separas de vos y me asusto.

En un movimiento rápido, te quitas la blusa. Cuando pensaba que de ahí no ibas a pasar... Dejaste salir la primera prenda de ropa interior que tenía un color que me encantó a la primera mirada.

Te acercaste a mi aún más, tus manos sobre mis hombros. Tus ojos con mirada pícara y unas palabras que salieron de tu boca dijeron: "Qué loco ésto".

Luego de un leve descanso, mi boca se hacía experta en tu cuerpo.

Tus pechos eran míos y la espalda tuya me invitaba a caminar sobre ella.

Mil y un besos te di sobre ella cuando te acostaste boca abajo.

Te oía reír suavemente cuando lo hacía y ese sonido lo disfrutaba como mi primer paseo al parque de diversiones.

!La locura entró en mi!

Te vuelvo boca arriba con fuerza, la destreza en mis manos me asombra.

Tu ombligo adquirió un sabor salado que no me disgusta.

Toda vos, sos mía.

Dejo ir mi camisa.

Ahora , los papeles ser invierten.

Tu recorres mi cuerpo, te haces dueña de un territorio que no era tuyo.

Invades con propiedad, pones tus límites.

No, en realidad no los tienes.

Me desvestís, me consumís. Dejo de ser de mi mismo, para ser de vos.

No hubo lugar que no recorrieras. No hubo lugar que no besaras vos.

Tu saliva perfumaba mi cuero de piel, tu saliva perfumaba ahora todo el lugar.

Me estremecía y no podía contenerlo. Me estremecí como nunca antes.

Pero, seguíamos siendo amigos todavía.

¿Éramos amigos?

Cosquillas, hormigueo, placer corporal.

Te beso en el cuello y te rindes ante mi. Me atrevo a invadir tu propiedad.

Te desnudo y ahora todo es maravilla para mi.

Tu olor me compra, tu olor es mejor que la fragancia que compré el otro día, tu olor es de piel y tu piel me destila miel.

Juegos y caricias; juegos y placeres; juegos y juegos... Sólo quería hacerte sentir como nadie.

!Claro! como amigos nada más.

El tiempo había volado, la habitación se había calentado.

Llegaba el momento final, la hora de hacernos uno.

Nadie dijo nada porque a través de la mente y el espíritu nos habíamos dicho que sí.

Se concretó el acto perfecto.

A un metro y medio sobre mí, estaba tu rostro; cuál persona que viajaba en un corcel así viajabas por el mundo del placer.

Ahora éramos uno, ahora ya no había temor.

Te acercaste a mi otra vez y me besaste con amor y ternura; yo correspondo porque necesito hacerlo y si no lo hago, podría morir.

El tiempo pasa y pasa; enloquecida de tus labios salen miles de sonidos juntos.

De tus labios oigo la expresión de lo que sentís, de tus labios y tu interior se clama al cielo porque la experiencia es mucha y la fuerza se agota.

Detenida en el tiempo mientras tus uñas estaban clavadas en mi pecho, tomás aire otra vez y con una sonrisa y respiración agitada... Nuevamente me decís: "Qué loco todo ésto".

Pero..... ahora era mi turno, subo a las altuas y vos descansás en el lecho.

Con fuerza y mirada fija a tus ojos... mi trabajo ha concluido.

Con mirada fija y ahora unas risas.

Vivímos el placer al máximo, como amigos que se amaron una vez y nunca entendieron el porqué.

-cHaYoTeX-






































Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Fantasmas

El vacío

El ocaso de la podredumbre